Aunque vinculada a los municipios de Cádiz y San Fernando, la conmemoración del bicentenario de la Constitución de 1812, tiene un carácter y dimensión inequívocamente nacionales, y aspira a una proyección internacional.
En primer lugar, porque desde 1808 hasta 1824 España e Hispanoamérica conocieron profundas transformaciones políticas, sociales y económicas que han marcado su posterior desarrollo. Estas transformaciones históricas pueden ser concatenadas a través del eje motriz que supuso la Constitución de 1812.
En segundo lugar, porque tanto las Cortes de 1810 como la propia Constitución de 1812, tenían una proyección territorialmente amplia y diversa. Baste señalar el carácter nacional de la Comisión constituida para la conmemoración, de la cual deriva su existencia el Consorcio: fue creada por Real Decreto del Gobierno de la Nación, bajo la Presidencia de Honor de sus Majestades los Reyes, y la Presidencia de la Vicepresidenta Primera del Gobierno de España. El mismo Real Decreto, en su exposición de motivos, señala que la Constitución de 1812 estaba llamada “a convertirse en símbolo de la libertad política, no sólo en España, sino también durante el periodo fundacional de las actuales repúblicas iberoamericanas”.
En tercer lugar, por el hecho de que, ante la propia ciudadanía y de cara al orden internacional, la conmemoración constituye un evento de primera magnitud para avanzar en la consolidación y mejora de la presencia de Cádiz, Andalucía y España en el panorama internacional.
Por último, porque la efeméride puede y debe servir para la transmisión de la cultura y de los valores democráticos en los espacios más directamente vinculados a la política exterior española y europea, tales como Hispanoamérica, el Mediterráneo, e incluso zonas del África subsahariana.