La historia del constitucionalismo en España, y en las que por entonces eran sus colonias, se inicia con la constitución promulgada en Cádiz en 1812, la cual cuenta con un importante antecedente conocido como el Estatuto de Bayona. Este último documento, propuesto a España por Napoleón, está considerado una Carta Otorgada y no una Constitución dado que no reconoce la soberanía nacional, no obstante, contempla una serie de derechos y libertades al pueblo que van a ser fundamentales para dar forma al espíritu liberal de las Cortes de 1812. Desde entonces, España ha tenido un total de diez textos constitucionales, incluidos el Estatuto Real de 1834, la Constitución no promulgada de 1856 y el Proyecto de Constitución Federal de 1873 confiado a Francisco Pi y Margall y cuya redacción se atribuye al gaditano Emilio Castelar.